Antes de que naciera mi niño tenía claro que me gustaría darle el pecho, sin embargo, también me propuse que tras máximo cuatro meses iba a dejarlo y pasar al biberón. Aún así soy consciente que la leche materna es lo mejor que hay para los peques, y por eso, a pesar de todos los problemas que eso pudiera ocasionar, cambié mis planes y aquí estamos aún con la lactancia materna y un bebé de nueve meses.
El comienzo fue durísimo y casi me rindo. No hay palabras para describir lo mucho que me dolía darle el pecho las primeras dos semanas. No sé ni como aguanté. Me acuerdo que mi niño me pedía el pecho cada hora, a veces cada media hora, y cada vez que mi marido me miraba con esa cara de ,,lo siento, pero quiere teta otra vez", empezaba a llorar y a temblar.
Por suerte poco a poco íbamos mejorando, pero aún así tengo que ser sincera y decir, que no sé si volvería a dar el pecho si tuviera otro bebé. Sé que todo ha sido más difícil por los cólicos, el carácter en general de mi bebé y el hecho que sea un bebé de alta demanda, pero también se que por muy bonito que sea darle el pecho, también es muy sacrificado.
Tener a tu bebé en la teta cada media hora - hora cada día y cada noche durante casi siete meses es durísimo. Por una parte tienes la teta arreglalo todo que lo calma cuando no para de chillar, lo distrae, le da calor, lo duerme... Por otra parte nadie, y repito NADIE puede echarte una mano o turnarse contigo cuando lo único que quiere tu bebé para absolutamente todo es tu teta.
Yo he sido un chupete humano durante casi siete meses y aunque se la daba con mucho amor y cariño, debo admitir que me tenía agotada y harta. Me sentía hasta mal por tener que ir al servicio o ducharme cuando el niño no paraba de chillar y todos sabíamos que mi teta sería la única solución.
De día la situación mejoraba muy poco a poco. Pasamos de cada hora a cada dos horas y finalmente, a los cinco meses cuando empecé a darle algo de fruta, conseguimos pasar a dárselo cada 3 horas, pero de noche no hubo forma de mejorar, mi niño adicto a la teta me la seguía pidiendo cada media hora - hora, no quería soltarla, sinembargo el colecho tampoco le hizo mucha gracia, así que me pasaba las noche de pie, porque la teta al final tampoco fue lo único, ya quería alimentación con bailecito y meneo, pero eso es otra historia.
El caso es que lo he pasado bastante mal, mi marido lo intentó todo para ayudarme pero no pudo porque solo quería teta, y yo porsupuesto se la daba, pero por muy sano que sea para los bebés, no es nada sano para mamá, y si mamá no está bien se lo trasmitirá al peque, lo cual no ayuda mucho tampoco.
Otra cosa de la que me arrepiento muchiiiisimo, es haber hecho caso a los consejos que me dieron en el hospital, de no darle chupete hasta pasadas unas semanas (pues ya no lo quería y el chupete fuí yo) y sobre todo despertarlo cada cuatro horas para alimentarlo.
Me acuerdo que yo desde el principio dije que yo no iba a despertar a mi bebé si está plácidamente dormido. Mi madre a mi tampoco me despertó y no me ha pasado nada. Un bebé que tiene hambre va a llorar seguro. A no ser que tenga algún problema, sea prematuro etc. en esos casos no lo discuto, pero mi niño salió bien grande y con un buen peso tras ocho días demás.
El problema fue, que por mucho que yo lo tenía claro, mi marido no estaba muy convencido y cuando las enfermeras y la matrona dijeron que había que despertarlo cada cuatro horas sin falta, ya reforzaron sus dudas y no hubo nada que hacer, por mucho que yo estaba en contra, el quería despertarlo.
Y así fue. Mi niño parecía tranquilo, dormía genial y estaba agustito cuando pasadas las cuatro horas mi marido lo despertó y me lo acercó para darle el pecho. El pobre lloraba porque lo habíamos despertado.
Pues puede ser casualidad o no, pero desde ese momento mi bebé ya no quería dormir sin teta y estoy muy arrepentida de haber echo eso, y mi marido ahora que lo ha vivido también dice que ha sido un gran error.
Ahora Don Nervio ha cumplido los nueve meses.
Actualmente toma el pecho tres a cuatro veces de día y dos de noche.
He aguantado hasta aquí y al final ha estado bien, estos últimos dos meses no ha sido tanto, pero ahora necesito dejar la lactancia materna si o si. Me muerde! No hay manera de hacer que pare, si le digo NO, se ríe. Si me pongo seria, se ríe, y vuelve a repetir. Y cuando no me muerde roza sus dientes con mi pezón al mamar. Me siento como al principio de la lactancia, con miedo de darle el pecho.
Otra razón por la cual quiero suspender la lactancia materna, es porque necesito que mi niño aprenda a descubrir otras cosas con las que calmarse, dormirse etc.
Y otro punto es, que igualmente nunca me he sentido muy a gusto dándole el pecho en público por ejemplo. Soy de las que siempre se tapa como pueda (y no siempre es fácil cuando tu bebé se mueve tanto), y si puedo evitarlo lo evito. No es que tenga algo en contra de las madres que le dan el pecho a sus hijos en público, simplemente a mi personalmente me da cosilla. No puedo explicar por qué.
El problema es que parece una misión imposible dejarlo. De noche no veo la forma de dejarlo porque, aunque ya no lo pide tanto como antes, si no se la doy mínimo dos veces, ya no sigue durmiendo. Y de día, como es un bebé de alta demanda que se cansa de todo enseguida y se frustra por todo, lo único que lo calma es su teta. Y cuando una está sola con el y no para de llorar y chillar, al final acabas dándosela. Mientras tanto una se arrepiente, y mucho, pero el agotamiento gana.
Lo cierto es que no tengo ni idea como hacerlo. Se lo comenté al pediatra y me dijo : ,,Si te muerde pues no hay más teta."
Ya, eso lo sé yo, pero como lo hago para que no tengamos que pasar por el infierno?
He escuchado por casualidad que nuestro pediatra tiene niños muy buenos y poco problemáticos, por eso ya no me extraña que no empatice con nosotros, simplemente no sabe por lo que estamos pasando. Es imposible que alguien que no haya pasado por lo mismo lo comprenda. Me toman por quejica.
Mi idea era reducir las tomas muy poco a poco. Pasar de cuatro a tres, luego dos, luego una....
Pienso que es la forma mas ,,suave" para que mi niño no sufra mucho ante este cambio. Pero no me veo con fuerzas para conseguirlo. No encuentro otra forma de calmarlo cuando no para de llorar y no quiere nada. Aguanto un rato pero siempre acabo cediendo. No tengo fuerza de voluntad. Soy débil!
Y de noche el problema es que no acepta el biberón. Es curioso, de día sí, pero de noche no. Entonces me preocupa que vaya a pasar hambre.
Y, lo peor, cuando no le doy el pecho tengo que sacarme algo con el sacaleches porque sino es insoportable. Pero no siempre funciona. Esta mañana por ejemplo no salía nada de nada y eso que estaban explotando. No me quedó otra que engancharme al niño antes de trabajar, que no quería comer porque ya había tenido bibi, y lo curioso es que tras 2 minutos mamando, si que empezó a funcionar el extractor. Pero así no puede ser tampoco, así nunca lo desacostumbro.
Y, lo peor, cuando no le doy el pecho tengo que sacarme algo con el sacaleches porque sino es insoportable. Pero no siempre funciona. Esta mañana por ejemplo no salía nada de nada y eso que estaban explotando. No me quedó otra que engancharme al niño antes de trabajar, que no quería comer porque ya había tenido bibi, y lo curioso es que tras 2 minutos mamando, si que empezó a funcionar el extractor. Pero así no puede ser tampoco, así nunca lo desacostumbro.
Aún no sé muy bien como plantearlo todo para que funcione.
No puedo ni quiero esperar hasta que el se destete voluntariamente, porque viendo el plan que tenemos desde que nació, me da que este niño nunca dejaría la teta por propia voluntad.
Seguiré intentando reducirlo. Sería de gran ayuda que tuviera unos cuantos días seguidos, en los que el esté de buen humor y que no esté frustrado en ningún momento, pero lamentablemente siempre le pasa algo. Cuando no son los gases son los dientes y cuando no son los dientes es que está dando un estirón... Un sin fin.
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