¿Que es un bebé de alta demanda?

Al principio, en mis primeras semanas como madre primeriza con un bebé que me venía grande y que superó todo lo que jamas había imaginado, no sabía que lo que le pasaba a mi bebé tenía un nombre. Y no es una enfermedad, es más bien una forma de justificar su carácter o comportamiento. 
Nada más leer ,,Bebé de alta demanda" ya me pareció un título que describe bastante bien a mi niño, pero para realmente poder decir, que tienes un bebé de alta demanda, debe cumplir con mínimo diez de doce características.
Cuales son? Como son? 
He investigado muchísimo en internet y voy a intentar recopilar lo más importante.




Según el Dr. Sears, los bebés de alta demanda son :

  • Intensos: ponen energía en todo lo que hacen, al llorar, al comer, al reír, al protestar. Parecen siempre tensos, siempre necesitando un poco más de nosotros.
  • Hiperactivos: y no en el sentido del trastorno, sino como característica. Son niños con una mente siempre atenta e inquieta, como pidiendo estímulos continuamente… esos bebés que tienen que estar en brazos, y con mamá o papá moviéndose, para que así estén recibiendo constantemente información del exterior.
  • Absorbentes: demandan contacto, cariño, juego, brazos, y cuando ya parece que lo tienen todo, vuelven a la carga a pedir un poco más; y luego un poco más; y para acabar, un poco más.
  • Se alimentan a menudo: para ellos, comer no es solo recibir alimento. La succión les calma y tranquiliza y por eso comen de manera frecuente, incluso por las noches, cuando pueden llegar a hacer tantas tomas que las madres llegan a decir que “¡Esta noche no se ha separado ni un momento!”.
  • Exigentes: cuando consideran que necesitan algo, lo piden para ayer. Son urgentes, no aceptan la negación y no suelen aceptar alternativa. Los padres suelen decir que tienen la sensación de “no llegar nunca a tiempo”.
  • Se despiertan a menudo: se despiertan a menudo, tienen un sueño ligero, y no suelen aceptar el sueño en soledad, en ningún momento del día. Las siestas las hacen en brazos o en portabebé y por las noches necesitan contacto casi continuo, con múltiples despertares cada noche.
  • Insatisfechos: parecen no estar nunca contentos con lo que tienen o consiguen, y los padres acaban preguntándose aquello de “¿Y ahora qué?”.
  • Impredecibles: suele pasar que cuando los padres ya han encontrado las respuestas y parece que todo toma un cauce, aparecen nuevas preguntas y esas soluciones ya no sirven. Los padres acaban sintiéndose auténticos títeres de sus hijos, y esto genera dudas y confusión, al darse cuenta de que viven con la única misión de lograr que no llore, no se queje, no sufra…
  • Hipersensibles: se sobresaltan fácilmente con los ruidos, les molesta cuando pierden el control del entorno y no soportan tener “un guisante bajo el colchón”. Reaccionan de manera exagerada a malestares físicos y emocionales, y lloran a la mínima molestia.
  • Necesitan el contacto continuo: brazos, muchas tomas de leche, contacto por la noche, porteo… son estrategias que se suelen utilizar, porque no saben vivir sin el cuerpo de su madre.
  • No se calman por sí solos: es cierto que casi ningún bebé sabe calmarse solo, pero a menudo son capaces de quedarse dormidos estando tranquilos, o dejan de llorar por sí mismos si tardamos un poco en acudir por la razón que sea, y los bebés de alta demanda no lo hacen. Es como si no superan relajarse de ninguna manera y siempre necesitaran la ayuda de los padres para ello.
  • Sensibles a la separación: no aceptan a otros cuidadores, y a menudo ni siquiera aceptan al padre. Las madres y padres suelen explicar que es como si vivieran un periodo de angustia de separación inacabable, incluso cuando ya gatean y caminan, en que difícilmente consienten estar sin la presencia continua de su cuidador principal, habitualmente la madre.

(Fuente : www.criarconsentidocomun.com)



En nuestro caso en particular, nuestro niño cumple todas estas características, menos la última, pero esto puede ser porque aún no hemos llegado a esa etapa que suele comenzar a los ocho meses aproximadamente. Todo lo demás lo describe a la perfección, y esto se ha notado sobre todo con muchísima intensidad en los primeros 4-5 meses de su vida.
Nadie que no tenga o haya tenido un bebé de alta demanda puede llegar a imaginarse lo mal que lo hemos pasado y lo mal que lo seguimos pasando a veces. Por mucho que lo cuentes, no se lo creen, y suele ser porque sus bebés son mucho más fáciles. 

Además dicen que son muy observadores, que tienen los ojos grandes y muy abiertos; lloran con frecuencia; no les gusta ir montados en el coche; son propensos a las rabietas; son cabezotas. 

Lo bueno es, que a medida que crecen se hacen más independientes y muchas de esas características que tanto nos han agotado en sus primeros meses de vida, se convierten en rasgos positivos. He podido averiguar, que más adelante suelen ser niños sociables, curiosos, apasionados, empáticos, afectuosos y valientes etc.
Y también he leído en varias ocasiones, que van a ser personitas muy especiales.



Consejos para facilitar la convivencia con un bebé de alta demanda

  • Evitar las palabras negativas. Aunque parezca que no nos entiende, lo capta todo y nuestros comentarios de desesperación (“esto es imposible”) son los primeros mensajes que recibe sobre sí mismo.
  • No complacerle a toda costa. En ocasiones estamos tan hartos de peleas y gritos que acabamos “claudicando” para evitar situaciones complicadas. A corto plazo puede que esta estrategia funcione, pero en poco tiempo tendrá el efecto contrario: al no tener unas referencias constantes, los niños se sienten inseguros y angustiados.
  • No retirarle el afecto. Responder a los retos infantiles con calma, firmeza y mucho, muchísimo amor es más eficaz que el más elaborado de los castigos.
  • No etiquetarle. Es posible que no haya hecho otra cosa que ponérnoslo difícil, pero flaco favor le haremos si a tan corta edad decidimos que “es” de tal o cual manera.
  • Cambiar de cuidador. No hay nada como cambiar de “manos” para aligerar tensiones. No pasa nada por aceptar que no podemos con todo y que tanto nuestro hijo como nosotros podemos beneficiarnos de la manera de hacer las cosas de otra persona.
  • Señalarle cuándo está siendo “fácil”. O lo que es igual, alegrarnos cuando está siendo mimoso, tranquilo, sonriente, zalamero, divertido..
(Fuente : www.serpadres.es / Violeta Alcocer, psicóloga)



Nosotros lo estamos intentando y sabemos que no será fácil. Ahora mismo toda la situación da un poco que miedo, porque uno no se lo esperaba, pero lo que me tranquiliza un poco, es ver que es cierto lo que dicen, que sobre todo es durísimo al principio y luego va mejorando conforme se hacen mayores y aprenden cosas que les permiten ser mas independientes.

Intentaremos concentrarnos en ayudarle a sacar lo mejor de si mismo en un futuro, para que sea un niño feliz y equilibrado.

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